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Prevención maltrato personas mayores

El maltrato de las personas mayores es una realidad y es una vergüenza. Existe en Puerto Rico y en casi todo el mundo, en forma de desamparo, negligencia, explotación sexual, violencia física y emocional, privación financiera. Porque al tiempo que decimos que respetamos a los ancianos, hemos ido – como familia y como pueblo – excluyéndoles de la experiencia de convivencia socual, aislándoles y negándoles el espacio de atención y desarrollo que se ha ganado. 

Unido a estos factores de  riesgo para el abuso, están las enfermedades físicas y sobre todo mentales de los envejecidos, el historial de violencia en la familia, el estrés de los cuidadores de las personas mayores, los estereotipos – las actitudes e ideas equivocadas – que tenemos hacia la vejez, y la falta de sistemas de fiscalización institucionales que permitan hacerle frente a las prácticas de abuso contra las personas mayores.  El maltrato de ancianos, como el maltrato contra la niñez o contra las mujeres o contra las personas con necesidades especiales se puede prevenir. 

Y esa es nuestra vergüenza, que no estamos haciendo lo suficiente como para detenerlo y  evitar que siga sucediendo.  Pero la prevención, como realidad científica, social  y moral, debe convertirse en neustra mayor motivación para cambiar la realidad  del maltrato en una realidad de justicia y de  verdadero respeto hacia toda la vida humana.  Y en primer lugar, debemos empezar por aceptar, todos – como miembros de familias y comunidades, como profesionales, como gobierno,  que somos parte del problema y que queremos ser parte de la solución. 

Aquí hay responsabilidades y mucho trabajo para todo el mundo.  Antes de echar  la culpa a los demás sobre la situación de desprotección en que se encuentra la vejez en el país, debemos proponernos cambiar algo en nosotroso mismos – especialmente en nuestro comportamiento -  para que empiece a  cambiar algo en los otros.  Así es que elevar el nivel de conciencia de la  comunidad sobre el  problema siempre va a ser importante en este proceso, y eso  es lo que  ha estado tratando de hacer la Procuradora de las personas de edad avanzada – en esta semana y  desde hace mucho tiempo – con sus programas de divulgación y educación amplia, como es el programa Gente Grande, que tiene por aquí, por TUTV. 

Lo otro que debemos hacer es diseñar y actuar concertadamente, desde una estrategia para incluir a las  personas mayores en  todas las actividades y el quehacer social y cultural; para convertir a Puerto Rico en un país de familias y comunidades seguras, saludables y amorosas con las personas mayores.  Tenemos que desarrollar una respuesta colectiva de apoyo y protección inmediata para nuestros mayores.  Los profesionales de todas las disciplinas tenemos que readiestrarnos para actualizar nuestras competencias de manejo en equipo, las complejas necesidades del envejecimiento. Todos tenemos que conformar una enorme red de deferidos y  de apoyo para las personas mayores, que sea capaz de elevar su calidad de vida.

Amigos y amigas: las personas mayores necesitan – necesitamos – “poder” para tomar decisiones, para  participar, para afirmar nuestra autonomía en el ejercicio de neustros derechos humanos – que son los mismos que tienen todos los seres humanos y unos poquitos más que nos atañen, en tanto personas mayores.  NO es mucho pedir, una vida sin  violencia, ni en los  primeros años de vida,  ni en los últimos.

Vivir en paz, sin maltratos, no debe ser un lujo, ni el  privilegio de nadie, sino un derecho fundamental que nos acompañe a través de todas las etapas de vida, desde  el primero hasta el último día.  Seamos  parte de  este movimiento social para vindicar a las personas mayores, promoviendo política pública que reconozca nuestros derechos y honre la dignidad de la vida cuando estemos sanos o enfermos,  cuando podamos valernos por nosotros mismos y cuando necesitemos asietencia, cuando seaos capaces de tomar decisiones y para que, cuando otros las tengan que tomar por nosotros, lo hagan siempre con justicia y con amor.